29 septiembre 2006

Necesidad

Llueve y no puedo ver el mar. Ni olerlo. Ni tan siquiera intuirlo.
A veces tienes que conformarte con los recuerdos, pero siempre son mentirosos y extremistas. A veces mejores. Pero el mar siempre es mejor en persona. Es especialmente hermoso cuando se acerca el frío y la oscuridad y logra apaciguarte. Por eso eché de menos su olor, su abrazo, su locura de salitre, una escapada del gris oficina que te tiene atrapada y cada vez te deja menos espacio para la espontaneidad. Salir del arcoiris doble de agosto y tratar de convencerte de que el oro no está detrás, sino en un sillón negro giratorio y en un taco de papeles. A ratos tienes la impresión de que te desintegras. Ir al mar es el único remedio.

2 comentarios:

Sergio Sánchez dijo...

si pero cine sudafrikaners.

katz dijo...

je
el mar
el mar es la salvacion sin duda
la inmensidad
el infinito
la unidad